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lunes, 19 de marzo de 2012

El colegio embrujado de Turón


En 1917 se inauguró en el Valle de Turón, Asturias, el Colegio de Nuestra Señora de Covadonga, o Colegio de La Salle, cuyo edificio abandonado esconde misterios e historias trágicas. La gente asegura que pueden verse sombras y luces extrañas en los pasillos, acompañadas de gritos de dolor.


A lo largo de su historia, este edificio tuvo numerosos fines. Fue utilizado como cárcel durante la dictadura franquista, y sufrieron duras represalias, pues el pueblo estaba marcado por su participación revolucionaria. 
El 5 de octubre de 1934 las tropas revolucionarias capturaron a nueve profesores religiosos (ocho españoles y uno argentino) en el interior del colegio y, tras cuatro días de encierro, los llevaron al cementerio y los asesinaron.

Ocho de los nueve religiosos ejecutados









También fue usado como cárcel, donde se ejecutaron antepasados de algunos de los habitantes de Turón. Se descubrió que tan solo tres de las cuarenta dependencias del colegio se utilizaron como aula, siendo las demás usadas como cárcel. Las personas se agolpaban a las puertas para ver cómo trasladaban a los presos al Pozu Fortuna, una boca de mina que sirvió como fosa común, para ser ejecutados.

Entrada al Pozu Fortuna
Monumento a la entrada del Pozu Fortuna
El colegio se mantuvo abierto hasta 2005. En 2007 los representantes de la Plataforma Juvenil de Turón se pusieron en contacto con los investigadores paranormales Gaipo, que se encargaron de estudiar y verificar la leyenda que rodea a este lugar.


Según los habitantes del pueblo, es bastante normal ver sombras de tonos verdes y blancos y oír voces de madrugada. Las autoridades han registrado el lugar pero no se ha encontrado nada fuera de lo normal.


Los investigadores de Gaipo llevaron a cabo un barrido fotográfico usando infrarrojos para captar anomalías. En la primera planta obtuvieron una imagen sorprendente: una luz verde que se dirigía al fotógrafo. Este suceso tuvo lugar en el aula donde los religiosos habían sido retenidos.


También se grabaron psicofonías que mostraban mensajes de dolor, procedentes sobre todo del sótano del colegio y una habitación del piso superior que se encontraba quemada. Estos mensajes, en ocasiones, estaban acompañados de ruidos sin explicación, golpes en muebles, portazos...

"Ayudadme”; ”Maltrato”; “Afuera, encontrad”; “Llámame”; “Cobardes” fueron algunas de las grabaciones que se obtuvieron.

Se llevó a cabo una sesión de espiritismo en el sótano. Se obtuvieron datos que en un principio parecían incoherentes (personas apresadas, muertes, restos humanos, entes entre los que se incluía un nonato...) pero que cobraron sentido gracias a los testimonios.


Ángel Ortega, uno de los ancianos que había vivido lo sucedido en el colegio, describió cómo su mujer embarazada había sido apresada en 1937. Su esposa, Consuelo, había sido torturada y violada en el colegio para intentar sonsacarle información.

En los años 50, unos niños (apodados Los Niños Hueseros) encontraron una fosa común en el patio del colegio. Algunos cráneos conservaban marcas y agujeros practicados por los verdugos. Otro de los testigos, Hermesindo Andrade asegura que él y otros alumnos habían sido obligados a enterrar en el huerto numerosos huesos.

Fosa común

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