Siempre ha sido común pensar que profanar una tumba es un augurio de mala suerte, y en nuestra siguiente historia, esta ecuación se cumple.
Y es que el 26 de noviembre de 1922, Howard Carter y su equipo destaron una de las maldiciones más terribles conocidas en el mundo.
Howard Carter, Lord Carnarvon, Lady Evelyn Herbert, (hija de éste), Arthur Callender y 20 ayudantes más, se encontraban quitando el sello de Tutankamon. Lord Carnarvon preguntó a Carter, qué veía, y sin saber la que se avecinaba, este respondió:
"Cosas maravillosas"
Acto seguido se deslizaron dentro de la cámara, y buscaron el fabuloso tesoro de Tutankamon.
Es destacable que nuestros protagonistas pudieron observar que la tumba ya había sido profanada anteriormente, y extrañamente, los ladrones no se habían llevado nada del tesoro.
En la segunda sala, la luz de las antorchas reveló un tesoro sublime...estatuas de animales de oro, joyas...
Carter sabía que estaba haciendo historia, pues era uno, (sino el más), importante descubrimiento de la historia de Egipto.
La tumba tenía 4 cámaras. En la tercera, había una estatua gigante de Anubis que custodiaba el tesoro y un cofre con los órganos de Tutankamon.
La cámara 4, era la mortuaria, en la que los sellos si estaba intactos. Eso significaba que la momia de Tutankamon estaba dentro.
Las primeras muertes no tardaron en llegar.
El 5 de abril de 1923, Lord Carnarvon murió de neumonía, aunque no es muy claro, porque también se dice que fue por una septicemia, producida por una picadura de un mosquito que le provocó una infección terrible, pero esta versión no se quiso hacer oficial por no disparar el miedo y los rumores, aunque no sirvió de nada...
Aquello fue la primera señal de una maldición, y los egipcios sabían bien de lo que hablamos.
El mismo día de 1923, el de la muerte de Carnarvon, todo El Cairo sufrió un apagón, y a la vez, el fiel perro de Lord Carnarvon cayó desplomado en Inglaterra.
Howard Carter no obstante, siguió excavando en busca de una tumba de un faraón desconocido. Compró un canario para que le diera suerte, y un día sus ayudantes le dijeron que la excavación iba dando sus frutos, pues habían encontrado unos escalones. Al entrar en la cámara que descubrieron, apareció una cobra que mató al canario.
Los trabajadores egipcios decían que aquella cobra era Tutankamon encarnado en animal.
6 meses más tarde, el hermano de Carnarvon falleció en una operación sin importancia. Pocos días después, Arthur Mace murió de una pleusería.
Progresivamente, todos los asistentes en el descubrimiento, fueron muriendo...uno en un tiroteo, enfermedades, heridas infectadas, infartos...incluso el padre de Carter se suicidó tirándose por una ventana.
En 1935, teníamos 21 muertos.
Visto esto, ¿qué podemos decir? ¿Era una maldición casualidad?
Lo normal en Egipto, era enterrar a los faraones con unas tablillas grabadas con una maldición, para evitar los saqueos, pero en la tumba de Tutankamon no había tablillas.
Algunos científicos achacaron que las muertes pudieron ser causadas por inhalar gases en la tumba que provocó enfermedades. Y es curiosó que al actor principal de esta historia, no le ocurrió nada, pues murió de causas naturales a los 65 años de edad.
Es curioso que en la década de los años 60, murieron varios directores de museos europeos que acogieron en sus edificios exposiciones del museo egipcio de El Cairo.
La última víctima fue Ian McShane, rodando una película en los años 80 sobre la maldición, que se rompió una pierna en un accidente.
¿Es cierta la maldició o no?
Solo Tutankamon lo sabe...