Seguro que todos habeis oído hablar del famoso Triángulo de las Bermudas, también conocido como el Triángulo del Diablo y El Limbo de los Perdidos; se trata de un área geográfica ubicada en el Océano Atlántico entre las islas Bermudas, Puerto Rico y Fort Lauderdale (Florida), pues la unión de estos tres puntos forma un triángulo.
Es famoso porque en esa zona ha habido numerosas desapariciones de barcos y aviones, muchas de las cuales aún están sin explicación, así como ciertos fenómenos que algunos han informado (luces, mal funcionamiento de brújulas, entre otros).
Uno de los casos más famosos fue la desaparición del vuelo 19, en el que 5 bombarderos estadounidenses abandonaron Fort Lauderdale el 5 de diciembre de 1945, en un vuelo de entrenamiento rutinario y con buenas condiciones meteorológicas.
Ninguno volvió. Incluso el hidroavión que se envió a buscarlos desapareció. Otras historias de la región hablan de barcos encontrados abandonados con comida aún caliente en las mesas y aviones que desaparecen sin siquiera haber lanzado una llamada de socorro.
La ausencia de restos se alega a menudo como prueba del misterioso poder del triángulo.
Se ha dado una explicación científica, según ha declarado un grupo de expertos estadounidenses. Estos atribuyen como causa de los accidentes ocurridos en la zona a las especiales condiciones de sus profundidades oceánicas.
En este área, aparecen unas acumulaciones gaseosas de hidratos de metano, formadas en el fondo marino, que son eyectadas con gran fuerza hacia la superficie y que por ende, son las causantes de provocar inestabilidades de barcos y aeronaves.
Es decir, vendría a ser una burbuja “gaseosa” de gran tamaño de origen volcánico.
Así, cuando la burbuja alcanza la superficie, en el caso de que topase con una embarcación, esta, al quedar capturada en el globo de gas perdería todas sus facultades de flotabilidad, de la misma forma que los aparatos tecnológicos de un aeroplano se podrían ver afectados por este raro fenómeno natural.
Se han barajado varias hipótesis, cada cual más fantasiosa, como monstruos marinos,extraterrestres, incluso una teoría de agujeros de gusano, pero la teoría aceptada hoy día es la ya expuesta.
Sin embargo, el hecho de que hasta la fecha no se ha descubierto rastros o algún resto de las naves ha mantenido el mito.
Se ha querido poner cordura a toda la locura mediática que generó estas desapariciones. Lo más probable fue que el líder de vuelo 19, el teniente Charles Taylor se confundió y se desoriento. En la creencia de estar bien ubicados, acabaron adentrándose en el océano Atlántico. Esto también podría explicar por qué los aviones aún no han sido encontrados, ya que muy pocas búsquedas se han concentrado en las inmensas áreas abiertas del océano.
Es decir, el Teniente Charles Taylor se confundió y se desorientó, llevando a su tripulación al mar abierto donde se les acabó el combustible y aterrizaron en aguas tormentosas durante la noche. Y aunque los pilotos estudiantes sabían que él estaba equivocado sobre su ubicación; él era el líder de vuelo y estaba al mando.
Para cuando él tomo el consejo de uno de sus aprendices pilotos sobre volar hacia el oeste, ya se encontraban muy lejos como para aterrizar sobre tierra firme.
La posición oficial de la Marina Estadounidense sobre el incidente no refleja ningún misterio relacionado a lo que le paso al Vuelo 19, describiendo el hecho de que la culpa residió completamente en el Teniente Charles Taylor.
El único misterio para la Marina Estadounidense es donde se estrellaron los aviones del Vuelo 19.
Las explicaciones que han dado muchos investigadores para este misterio, van desde secuestros por parte de piratas modernos a espectaculares teorías de que esa zona está situada por encima de un remolino o un agujero en el océano que se traga a los navíos o aviones lo suficientemente infortunados para pasar exactamente por encima.
Sin embargo, otra posibilidad consiste en que partes de la Atlántida se encuentran debajo del Triángulo de las Bermudas.
Unas legendarias pirámides atlántideas, construídas como fuente de energía podrían funcionar de manera esporádica y perturbar la comunicación de barcos y aviones, así como los sistemas de control.
Además, naturalmente, existen los que creen que estamos siendo invadidos por unos malévolos o tortuosos extraterrestres, y que especulan respecto de que esos alienígenas pueden, de alguna manera, trabar el campo magnético del Triángulo de las Bermudas y capturar especímenes humanos y artefactos para sus propios propósitos de investigación.
Incluso se ha barajado la posibilidad de que fuese un monstruo marino el que devorase las naves.
Así que, la explicación más aceptada, es la teoría de las burbujas de metano del fondo del mar son las causantes de los misteriosos hundimientos de barcos en el Triángulo de las Bermudas, el Mar del Norte o el Mar de Japón.
El metano es un gas que se forma de la descomposición de las materias orgánicas y se puede encontrar en grandes cantidades en el fondo del mar. Al combinarse con el agua, el metano se calienta, hierve y se disuelve en el océano.
El problema está cuando se forma una burbuja que llega a la superficie y revienta, si en ese momento hay un barco cerca se hundirá al no poder soportar las turbulencias. Este fenómeno podría ser la explicación de maremotos y desapariciones de barcos, ya que estas tragedias suceden en zonas donde dicho gas es abundante.