Dendera es una ciudad egipcia a 70 km de Luxor. En ella se encuentra el templo de Hathor, donde se sitúa el famoso zodiaco de Dendera.
Entre los relieves del templo encontramos una curiosa representación de lo que parece una bombilla, lo que nos lleva a preguntarnos ¿usaban los egipcios luz artificial para moverse en el interior de las pirámides?
Muchos de los pasajes de estas construcciones se encontraban en total oscuridad. Sin embargo, no se han encontrado restos ni marcas de antorchas o candiles en techos y paredes. Otras posibilidad son los espejos, que podían reflejar la luz, pero, aunque ya existían en esa época, la técnica no estaba tan perfeccionada como para permitir iluminar áreas tan oscuras.
Templo de Hathor en Dendera |
Erich Von Däniken, en su libro Los ojos de la Esfinge, describe esta "bombilla" interpretando la serpiente como un filamento y el pilar djed como un aislante, asegurando que es una bombilla eléctrica antigua. De este modo se explicaría la ausencia de hollín en el suelo.
A comienzos de los años ochenta, los investigadores Peter Krassa y Reinhard Habeck, dieron la voz de alarma al lanzar una hipótesis revolucionaria basada en la utilización de la energía eléctrica en el Antiguo Egipto. Así parecían atestiguarlo numerosos relieves esculpidos sobre las paredes de distintos templos, como los de Edfú, Kom Ombo y Dendera.
El ingeniero eléctrico Walter Gran, jefe de proyectos de una compañía austríaca construyó un modelo de la bombilla egipcia que se exhibió en el Jungfrau Park de Suiza. Situó un electrodo en uno de los extremos y, en el otro, un clavo. Para hacerla funcionar utilizó una bomba neumática y un transformador. Consiguieron que el artilugio iluminara.
Teniendo en cuenta la existencia de la Batería de Bagdad, que demuestra que en la Antigüedad existían métodos para generar electricidad, la teoría cobra sentido.
Pero los egiptólogos afirman que este grabado representa a Harsumtus, denominación griega del dios egipcio "Hor-Sema-Tauy" (Horus unificador de las Dos Tierras), que adopta diversas formas en las representaciones, entre ellas, la de serpiente emergiendo de un loto, como ocurre aquí. Y la explicación para la ausencia de hollín en los techos es que esta era la última parte que se pintaba, por tanto, se cubrían las manchas con pintura.