El curioso caso de Zé Arigó, el cirujano psíquico

José Pedro de Freitas es más conocido como Zé Arigó. La parapsicología siempre estuvo interesada en las increíbles cualidades místicas del brasileño: curaciones, operaciones que realizaba con instrumentos rústicos y que no se podían explicar con el rigor de la ciencia.

Fueron muchas personas (también gente perteneciente a la alta sociedad brasileña), las tratadas por Arigó y sanadas por él, coincidiendo todas en la forma rústica en que procedía a llevar a cabo su tarea: muchas lograron curarse, para sorpresa de los propios médicos que las tenían como pacientes.

Con sus propios dedos o con ayuda de instrumental rudimentario, realizaba incisiones, extraía tumores, quistes... Los pacientes aseguran haber sido curados, y la ciencia oficial, aunque desaprobó esta práctica, admitió los milagros de este excelso personaje.

Zé Arigó nació en 1921 en Hacienda Faria, Congoñas del Campo, y murió en 1971, en un accidente automovilístico, cuando se dirigía de Congoñas a Belo Horizonte. De familia humilde, carente de estudios y la formación precisa, era capaz de atender en su casa a unas 300 personas en un solo día. Según contaba, cuando entraba en trance con un tal doctor Adolf Fritz, que ejerció la medicina durante la I Guerra Mundial, utilizaba su cuerpo para realizar las sanaciones. 

Pero lo más increíble eran sus técnicas y su "instrumental", compuesto de navajas, cuchillos y cualquier objeto capaz de realizar una incisión, todo ello en condiciones insuficientes higiénicamente hablando, pero el caso es que nunca produjo una infección. Sus pacientes no sufrieron dolor, a pesar de la falta de anestesia y era capaz de realizar comprometidas intervenciones cirujanas de un modo increiblemente rápido. 

Este es el testimonio de uno de los innumerables testigos de la singular praxis de Zé Arigó:

"En una ocasión salió de su despacho rápido, y con gran violencia introdujo una navaja por la vagina de una paciente. Acto seguido realizó violentos movimientos que asustaron a los presentes. A pesar de no utilizar anestesia, la mujer no parecía sentir dolor. Segundos después extrajo una bola desagradable del tamaño de un pomelo, un tumor. Lo soltó en el fregadero y se sentó. Y comenzó a llorar".

Por supuesto, no le faltaron detractores que lo acusaron de intrusismo profesional, circunstancias que le valió una pena de cárcel. Pero su fama entre los ciudadanos era tal, que el presidente de Brasil le indultó (algunos afirman que en realidad el presidente le devolvió el favor por haber curado a su hija).

Arigó continuó ejerciendo en su pequeña consulta, lo que le supuso nuevos ataques por parte de la medicina "oficial", que consiguió definitivamente encerrarlo en prisión durante 18 meses, en los que se ocupó de curar a cuantos presos acudían a su celda. Cuando fue puesto en libertad, siguió curando gente sin cesar durante los 6 años que transcurrieron hasta su propia muerte en 1971 a causa de un accidente de tráfico.

Fue tachado de farsante, de saber muy bien donde cortaba por tener libros de medicina en su casa, de no haber curado nunca a nadie, de ser un hábil ilusionista, etc. Nunca sabremos la verdad, aunque el gran número de testigos y pacientes y su duradera fama parecen darle credibilidad.

Sin embargo, en la historia de esta persona tan peculiar, hay un fuerte componente místico, y es que, supuestamente, Zé Arigó practicaba sus intervenciones en "trance" e "incorporaba" al antes mencionado doctor Fritz, un médico alemán que utilizaba su cuerpo como medio para efectuar sus "operaciones". Sus "operaciones psíquicas" nunca duraban más de un minuto. 

Arigó decía, que en su cuerpo encarnaba el espíritu del doctor Adolph Fritz, un supuesto médico alemán fallecido en 1918. De su infancia recuerda "haber sido perseguido por una luz muy brillante, que casi lo ciega". Más tarde, dice, comenzó a oir "una voz que hablaba en una lengua extranjera". Arigó no hablaba alemán. Sin embargo, el espíritu del médico comenzó a instruirlo y a guiarlo en el arte de curar.

Este inquietante dato del tal Adolph Fritz, supuso tal impacto que se quiso entrevistar, (con Arigó en estado de trance), al doctor Fritz: decía haber nacido en Munich. Su padre sufría asma y el médico le había recomendado que se mudara a un lugar con mejor clima, motivo por el cual los Fritz viajaron a Polonia cuando él tenía 4 años. Obligado a trabajar desde joven a causa de la prematura muerte de sus padres, Fritz estudió Medicina por su cuenta. Un mes antes de licenciarse, entró un general con su hija en brazos y, pese a sus esfuerzos, no la pudo salvar. 

El militar acusó a Fritz de su muerte y lo mandó a encarcelar, donde sufrió toda clase de tormentos. Se escapó de la cárcel y huyó a Estonia, donde vivió entre 1914 y 1918, año en que murió. Antes de morir, vio a Jesús, y se prometió a sí mismo que iba a volver a la Tierra para curar, siempre que pudiese. 

Después de Arigó, centenares de médium y curanderos brasileños aseguraron estar poseídos por el doctor Fritz.