domingo, 22 de abril de 2012

Las brujas de Salem

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La apacible aldea de Salem, hoy estado de Massachussets, Estados Unidos, recibe curiosamente más de 800.000 visitantes por año. Y es que en el pequeño pueblo aún resuenan los ecos de uno de los episodios más curiosos y sangrientos en la historia de la intolerancia humana.



A principios de 1692, los actuales Estados Unidos, por entonces todavía una colonia británica, vivían un período de mucha agitación. En la aldea de Salem, la efervescencia era aún mayor, ya que a las luchas por el poder entre familias rivales se sumaba la creciente influencia de los puritanos extremos, que en la práctica gobernaban la colonia, sobre la vida personal de sus habitantes. La tensión era enorme y podía estallar en cualquier momento. Lo haría de la manera más terrible.


El origen de todo

Todo comenzó cuando llegó a Salem, Samuel Parris, un reverendo proveniente de las Antillas, junto a su hija Elizabeth de nueve años y su prima Abigail de 12.
Pero no fueron las únicas que llegaron hasta Salem, junto a la familia Parris llegó Tituba, la fiel y eficiente esclava negra que, por sus raíces antillanas, practicaba una serie de ritos como el vudú y la lectura de la suerte.

En ese entonces el reverendo Parris no veía que tuviera nada de malo que las niñas jugaran con Tituba, ya que no estaba al tanto de que ésta realizaba prácticas que en ese entonces eran condenadas por la Iglesia Católica.


Tituba sabía leer la fortuna y la clara del huevo. Esta ultima consistía en echar agua y la clara de un huevo en un vaso de cristal que contuviera una vela encendida dentro, para poder ver la silueta del futuro esposo en el humo de la vela cuando esta se apagara. Según otras fuentes utilizadas para la investigación, solo Tituba y la anciana Martha Cory eran las únicas capaces de realizar con exactitud este acto.




Paulatinamente, empezaron a ocurrir cosas raras, pues por ejemplo, la actitud de las niñas Parris iba cambiando. Según algunos testimonios la primera comenzaba a llorar sin motivo, mientras la otra corría en cuatro patas y ladraba como perro. Otras chicas también se comportaban de forma extraña, como por ejemplo, Ann Putman, de 12 años, quien declaró ante la corte que había peleado con una bruja que había intentado decapitarla.

Ante esto, William Griggs, el médico de Salem fue llamado para que examinara a estas jóvenes. Sin embargo, fue incapaz de descifrar cuál era el mal que aquejaba a las jovencitas. Fue así que el doctor, al verse superado, determinó de que se trataba de un caso de brujería.

Un tiempo después Tituba declaró que era una bruja, y que uno de sus espíritus había atacado con un cuchillo a Ann Putman intentando decapitarla. También dijo que ella no era la única bruja en Salem y acusó a las niñas Parris de ejercer esta actividad.

Por otro lado las niñas Parris declararon que obraban obligadas por Satanás, y que ellas podían reconocer a los que practicaban la brujería y de esta manera “ayudar“ a los ministros a capturar a los “enemigos”.


Tras este diagnóstico, el reverendo Parris comenzó a investigar y a hilar situaciones, fue así que descubrió que su hija y su sobrina participaban en los rituales de Tituba e incluso llegó a la curiosa conclusión que el marido de Tituba elaboraba un pastel de brujas que estaba hecho de harina de centeno y orina de niño.

Luego de estos acontecimientos fue que comenzó la historia más oscura y delirante de Salem: la caza de brujas.

Elizabeht, Abigail y sus amigas entraron en pánico y aseguraron que no sólo Tituba las había embrujado, sino que también acusaron a Sarah Good, una indigente, que según se dice, tenía problemas mentales, y Sarah Osborne, una inválida que convivía con un hombre sin estar casada, algo que para la época era pecaminoso.

Todo esto provocó histeria entre la población, por lo que se realizó una audiencia en marzo de 1693 en donde Tituba confesó que efectivamente era una bruja y que a raíz de un embrujo suyo, un espectro maligno había atacado con un cuchillo a Ann Putman. Pero eso no fue todo lo que dijo en esa ocasión, agregó que un hombre le había entregado un libro en donde aparecían los nombres de todas las brujas que habían en Salem.

Como era de esperarse, sus palabras provocaron aún más histeria en Salem, fue así que tanto Ann Putman como su madre Rebecca Nurse, fueron acusadas de brujas. Más tarde otra mujer llamada Susanna Martin, también fue acusada de bruja.:¿la razón? De acuerdo a su vecino, ella había embrujado a sus bueyes. Pero en esta caza histérica de brujas, también hubo hombres que fueron acusados, entre ellos estuvo el reverendo George Burroughs quien fue señalado como jefe de las brujas y más tarde John Alden quien fue identificado como el hombre que le habría entregado a Tituba en libro en donde aparecía todas las brujas de Salem.

En estos juicios, se aceptaba la existencia de fantasmas, espectros malignos y por supuesto, del diablo. Podía acusar cualquier persona que pensara que había sido testigo de alguna brujería. Es por esto, que el grupo de niñas que iniciaron esta histeria colectiva, muchas veces señalaba y acusaban a diversas personas.

¿Y cómo hacían que los demás les creyeran? En varias ocasiones, este grupo de adolescentes al divisar a una bruja o a alguien que tuviera algún pacto maligno, se quedaban mudas, paralizadas e incluso hasta se tiraban al piso y se retorcían. Era tal el espectáculo que sus acusaciones de inmediato eran creídas.

Comenzaron a existir tantas personas, especialmente mujeres, acusadas de brujería que se debió crear un tribunal especial que se concentraba en esta caza de brujas y que fue presidido por el juez William Stoughton, un hombre, extremadamente religioso y que no tuvo ningún problema en sentenciar a quienes era acusados de realizar prácticas malévolas.


Una audiencia celebrada en marzo de 1963 provocó varios tormentos en una familia, los Proctor. Por ejemplo, Tituba declaró sobre la existencia de un hombre alto de Boston, el cual fue identificado como John Proctor, el cual poseía el libro sagrado, un libro que contenía los nombres de todos los brujos y brujas que habitaban el Salem.

También se descubrió que Proctor tuvo un romance con Abigail Williams, cometiendo así adulterio contra su esposa, Elizabeth Proctor, quien fue acusada de brujería por Abigail antes del arresto de Proctor, aparentemente por celos.

Otro acusado fue Giles Cory, de 80 años, quien se negó a declarar cuando se le acusó a él y a su esposa, Martha Cory, de brujería. Falleció por aplastamiento con piedras por los guardias encargados de hacerlo hablar. A este brutal sistema se le conocía como “el detector de mentiras” y se utilizaba de la siguiente forma:

Se amarraba al acusado a cuatro postes a unos centímetros del suelo y se le iba haciendo preguntas, si este no contestaba se le colocaba una enorme y pesada loza de piedra sobre la espalda; mientras el acusado se siguiera negando a declarar se le seguiría agregando mas lozas. Si el acusado sobrevivía dos días a esta masacre se le consideraba inocente, pero como es de suponerse nadie lo logró, lo que según los ministros demostraba que todos los acusados eran culpables.

En siete años fueron ejecutados 7 hombres y 13 mujeres, y 200 personas fueron arrestadas y otras 200 más habían sido acusadas por las niñas Parris.

Nadie fue quemado en la hoguera como se cree. Cuatro años después de los juicios de Salem, los jurados firmaron una confesión de error y suplicaron clemencia. Esto causó un gran alboroto en la sociedad, pues fue la prueba de que muchas personas inocentes habían muerto sin razón.

14 años mas tarde Ann Putman declaró que había obrado engañada por el diablo, pero ha de entenderse que si ella sabía con quien estaba tratando, debió de imaginar las consecuencias que esto traería.



Según se dice, esta caza decayó cuando los acusados comenzaron a pertenecer a las clases altas, por lo que el Gobernador de Salem, Williams Pipps, decidió disolver el tribunal especial y dejó de admitir la existencia de espectros como prueba para acusar a alguien de brujo.


Se trata de uno de los casos más peculiares de la historia, pues vemos como, lo que empezó como un juego para las niñas Parris marcó un punto muy importante en la historia. Las consecuencias que dejaron sus actos fueron muy grandes, pues por ellas murieron cientos de inocentes.

Pero ¿cómo es que pudo ocurrir todo esto? eso es aún un misterio, sin embargo, hay varias teorías. Una de ellas indica que Salem en ese tiempo estaba atravesando por un período de fanatismo religioso, en donde cualquier cosa extraña era sinónimo de diabólico, otra explicación tiene una base un poquito más lógica y esta es que existía entre las familias colonizadoras muchas rivalidades, por lo que había un complot para destruir a determinadas familias, por su parte, los amantes de los fenómenos paranormales, aseguran que efectivamente habían brujas en Salem.

Hoy día, Salem es uno de los lugares más visitados de los Estados Unidos, pues el pueblo en sí es el gran atractivo turístico.
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4 comentarios:

  1. Están muy interesantes los temas del blog, hacen un buen trabajo, pero, mi única observación sería a la redacción de los mismos.

    Saludos :)

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  2. Felicidades, un articulo muy completo ...

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  3. Hay error en una fecha.

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  4. Y en más cosas, se mezclan hechos reales con otros sacados del libro de Arthur Miller que inspiró más libros y películas y que son solo ficción. Por ejemplo, Proctor era un rico y respetable terrateniente y no conocía a Abigail, que para postre era una niña de once años, no la adolescente de 16 o 17 del libro de Miller y que es lo que muchos imaginan, equivocadamente. Los ejecutados fue por horca, que es como se suministraba la pena de muerte en EEUU, nunca se encendieron hogueras en los procesos por brujería como en Europa. Y Tituba era india, no negra y no enseñó nada a las niñas, menos aun vudú como muestran muchas obras de ficción. La adivinación con clara de huevo era magia europea muy antigua, pero las niñas la realizaron a escondidas porque estaba muy mal vista en la rígida sociedad puritana. John Indian y Tituba prepararon el pastel por consejo de una vecina, porque se creía que así se podría averiguar si de verdad las niñas estaban embrujadas, había que dárselo a comer a un perro y si este presentaba los mismos síntomas que ellas, es que había maleficio.

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