Es frecuente que los bokor, o magos negros haitianos, "zombifiquen" a ciertas personas a modo de castigo. Mediante un ritual, son capaces de resucitar a los muertos y someterles a su voluntad. Se cree que esta práctica vino de los esclavos traídos de África, pues la palabra "zombie" procede de kikongo nzambi, una serpiente divina en las regiones de Níger y el Congo. En Haití es tan frecuente este tipo de prácticas que están reguladas por las autoridades, considerándolas como un intento de asesinato.
"La cosa más horrible era la mirada, o mejor dicho, la ausencia de mirada. Los ojos estaba muertos, como ciegos, carentes de expresión" Seabrook, 1971
Los primeros testimonios surgen en 1929, en "La isla mágica" de William Seabrook, donde afirma haber visto a los muertos trabajando en las plantaciones de caña de azúcar. Posteriormente, en 1937, la estadounidense Zora Neale Hurston, en un viaje a Haití para conocer el folclore, descubrió el caso de Felicia Felix-Mentor, fallecida y enterrada en 1907, cuyos vecinos aseguraban haberla visto 30 años después. En 1939, relató: "La cara era inexpresiva y la mirada fija. Los párpados eran blancos, como si los hubieran quemado al ácido"
En 1982, Wade Davis viajó a Haití para comprobar los rumores sobre la existencia de zombies. Llegó a la conclusión de que se podía convertir a una persona en zombie mediante el uso de una sustancia químicas el coup de poudre (golpe de polvo, en francés), con la que se induce a la víctima a un estado de muerte aparente, procede del pez globo, muy común en el Caribe. Sus familiares les darían por muertos y les enterrarían. Es entonces cuando los bokor utilizan unos segundos polvos que les "reviven" y anulan la voluntad de la víctima, que permanece consciente durante todo el tiempo. Otras fuentes hablan del concombre zombi, es decir, pepino zombie, que contiene estramonio o datura.
El zombie no sabe dónde está, qué día es ni quién es. Son vendidos como esclavos y cuando comienzan a mostrar señales de recuperarse, se les administra datura de nuevo, hasta que envejecen demasiado para seguir trabajando y son asesinados.
Davis llevó a cabo un análisis de estas sustancias, y encontró varios tipos de neurotóxicos: la tetradotoxina, es encontrada en el hígado de algunas especies de pez globo. Este químico es un potente bloqueador de la actividad nerviosa y administrado en muy pequeñas dosis puede provocar un estado de catalepsia: una muerte simulada. Por desgracia, el efecto solo es sobre los estímulos nerviosos, y la víctima está en todo momento consciente de lo que sucede a su alrededor,viendo cómo es enterrada viva. Otros componentes son la datura metel y datura stramonium, plantas que tienen un efecto alucinógeno además de provocar amnesia en el individuo.También está la Mucuna pruriens, una planta con componentes psicomiméticos y que pueden tener actividad alucinógena. Y además, el zombie es alimentado con una pasta de atropina y escopolamina, que son disociadores alucinógenos que impactan sobre los neurotransmisores y las endomorfinas del cerebro.
El antídoto, según las creencias locales, es la ingesta de sal. Por eso, como "remedios caseros" para evitar la zombificación, se inyecta agua salada a los muertos o incluso se les corta la cabeza antes de enterrarles.