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miércoles, 2 de mayo de 2012

El poltergeist de Rosenheim

Uno de los primeros fenómenos poltergeist estudiados fue el del Rosenheim, una ciudad de la región de Baviera, Alemania.


Una mañana del mes de noviembre de 1967, en el despacho del abogado Sigmund Adam, todos los empleados se encontraban en sus puestos de trabajo. La nueva secretaria, Anne-Marie Schenider, acababa de entrar, cuando una de las lámparas de la sala empezó a balancearse tan fuerte, que llegó a explotar bajo la mirada de todos los presentes. Los cristales cayeron en dirección a la chica, y todo recobró la normalidad.
Sin embargo, los fenómenos paranormales continuaron durante días: bombillas que explotaban, teléfonos que sonaban solos, llamadas que se cortaban...

La cosa empeoró cuando llegaron las facturas telefónicas con cargos de llamadas locales realizadas al servicio de despertador de la compañía telefónica. En un plazo de cinco semanas se habían hecho unas 600 llamadas a este servicio telefónico.

Tras contactar con electricistas y técnicos telefónicos, debido a la ineficiencia de estos, decidieron entonces buscar ayuda de otro tipo de profesionales, se dirigieron a la Universidad de Friburg. Los investigadores, al mando del profesor Hans Bender, llegaron al despacho a principios de diciembre. Una semana después se reunieron con dos físicos del Instituto Max-Planck, especializados en la física de los plasmas, que comenzaron a buscar anomalías en la instalación eléctrica y telefónica. El equipo de Bender observó rápidamente que los fenómenos inexplicables y las perturbaciones de potencia se producían sólo durante las horas de trabajo. Y siempre tenían como centro la persona de Anne-Marie. A menudo, la primera anomalía registrada por el material de vigilancia se producía en el momento en el que Anne-Marie cruzaba el umbral de las oficinas por la mañana.


El equipo de Bender, así como los ingenieros de la compañía de electricidad y los oficiales de policía, llegaron a observar platos decorativos saltar de las paredes y cuadros mecerse e incluso girar alrededor de su gancho. Bender grabó lámparas que oscilaban y ruidos de detonaciones. Otro investigador pudo registrar un cuadro que giraba. El equipo de Fribourg observó cajones que se abrían y documentos que se desplazaban solos. En dos ocasiones, un archivador de unos 150 kilos se alejó de la pared 30 centímetros. 

Mientras se producían todos estos fenómenos, los investigadores percibieron que Anne-Marie se encontraba cada vez más nerviosa. Finalmente llegaron a la conclusión de que la secretaria, Anne-Marie Schneider, era el punto de partida de los fenómenos paranormales. Anne-Marie decidió buscar un nuevo empleo, y los sucesos pararon. Pero algún tiempo después, se supo que en su nuevo trabajo siguieron sucediendo cosas extrañas, aunque no de manera tan intensa.

Este caso supuso un gran avance para la investigación de fenómenos paranormales, pues se llegó a la conclusión de que los poltergeist son producidos por la mente humana, en el caso de Anne-Marie, debido a alteraciones involuntarias de psicoquinesis.

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