Las Tablillas de Glozel son uno de los misterios que más controversia, debate y escepticismo han provocado en el mundo científico y arqueológico en la actualidad. Fueron descubiertas por Emile Fradin el 1 de marzo de 1924 en las cercanías de la localidad de Glozel, Allier.
Si se demostrase su autenticidad, quizá habría que reescribir la Historia.
Emile Fradin se encontraba realizando sus tareas de agricultuira, cuando uno de los animales de trabajo se precipitó en un hoyo, fruto de que el terreno no aguantó el peso del animal. Al ayudarle a salir, Emile se topó con unos restos humanos.
Sobresaltado por el descubrimiento, no perdió tiempo en hacerse con un pico y una pala para seguir cavando, y prosiguió encontrando varios objetos como hachas, vasijas, herramientas... y unas tablillas con unos grabados.
Lo primero que hizo fue abrir las vasijas por si había algún tesoro, pero se decepcionó al ver que solo había tierra en ellas.
Rápidamente, la noticia de este descubrimiento corrió como la pólvora y los restos fueron analizados por expertos del Museo de Bellas Artes y el conservador del Museo de los Eyzies.
El abuelo de Emile, mientras, se dedicó a hacer negocio con su terreno, invitando a la gente a realizar excavaciones en el campo bautizado como El campo de los muertos, más morboso y comercial.
Poco después, el arqueólogo Antonin Morlet, se dedicó al estudio más detallado de estos restos. Tras utilizar la técnica del Carbono 14, pudo datarlos y concretar que tendrían unos 17000 años, pero otro análisis afirma que tendrían entre 2600 y 1650 años.
La gran controversia surge porque aquellos que han examinado las tablillas concluyen que la escritura que contienen no se parece a ninguna, determinando que quizá se trate de algún tipo de preescritura a partir de la cual se han desarrollado otras como la de los sumerios, fenicios o etruscos.
Algunos detractores de este misterio afirman que los métodos utilizados para conocer la antigüedad permiten aproximarse a la edad del material, pero no a la fecha exacta en que fueron realizadas las inscripciones, por lo que los grabados en los objetos podrían ser posteriores a las fechas que arrojan los análisis.
El Dr. Morlet llegó a un acuerdo para encargarse de las excavaciones, siempre a costa suya, durante dieciséis años, hasta 1941, en los que encontrará más de 3000 objetos, como numerosas tablillas con una extraña escritura que él y sus colaboradores dataron en torno al año 6000 aC. Tuvieron que interrumpir los trabajos por la implantación por parte del gobierno francés de la Ley Carcopino, que prohibía excavar el suelo a particulares, pasando la investigación exclusiva al propio gobierno de Francia.
La arqueología oficial ha dado la espalda a los descubrimientos de Glozel. Su aceptación significaría para ellos tener que reescribir la Historia.
Actualmente, gran parte de los restos se encuentran en el Museo de la localidad.