miércoles, 2 de enero de 2013

La historia de los Reyes Magos

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Los Reyes Magos de Oriente.  Este es el nombre por el que conocemos a unos misteriosos visitantes que, tras el nacimiento de Jesús, acudieron desde lejanos lugares para rendirle culto y entregarle unos curiosos regalos: oro, incienso y mirra.
Con el paso del tiempo, se ha convertido más bien en el último evento de las vacaciones de navidad en varios países, muy esperado sobre todo por los niños, pero...¿quiénes eran los reyes magos?

Siempre que se quiere saber de ellos, acudimos a los Evangelios los cuales solo nos hablan de «magos», sin darnos nombres, ni datos alusivos a que fuesen reyes, ni el número (se cree que son 3 posiblemente por la cantidad de obsequios ofrecidos). Estas creencias fueron agregadas varios siglos después y se han mantenido en la tradición popular.
La Historia de los Reyes Magos la encontramos en el Evangelio según San Mateo, (2,1-12). Solo Mateo habla de ellos este pasaje: cuando en tiempos de Herodes III el Grande, y habiendo nacido Jesús en Belén, llegaron allí en busca del Rey de los Judíos unos magos venidos desde Oriente, siguiendo una "estrella" que les guiaba por el camino.
Como dijimos, el texto de San Mateo no los menciona como Reyes ni como Magos, ni por los nombres como los conocemos: Melchor, Gaspar y Baltasar. La idea de que uno de ellos era negro, o que eran 3, es producto de la imaginación o de la literatura posterior.
La larga tradición nos ha traído estos elementos identificadores que no se encuentran escritos. Algunos historiadores apuntan que se puede tratar de añadidos en la traducción griega del arameo a la historia que, escrita por Mateo, fue utilizada por Marcos y, más tarde, por Lucas. Otros estudiosos afirman que se pudo obviar el ofrecer datos tan concretos sobre quiénes eran los Reyes por considerarlo ambiguo o comprometido. Algo que parece carecer de base si se piensa que el texto está escrito muchos años después de que acontecieran los hechos.
También se ha considerado curioso que los primeros paganos que fueron a venerar al Salvador fueran Reyes, y mucho más que fueran "Magos". La clave de todo puede encontrarse en el acierto de los traductores latinos del Nuevo Testamento que llevaron el texto a esa lengua, entre ellos San Jerónimo que en el siglo IV tradujo las Escrituras del hebreo al latín, quizá el primero que los identifica como Magos.

¿Pero a qué nos referimos con magos? En tiempos del nacimiento de Jesucristo, los magos eran adivinos y astrólogos, de origen caldeo, (región sirio-mesopotámica). También, el término magos designaba a charlatanes que practicaban algún tipo de magia, que practicaban la antigua ciencia de los Magû, (tribu seguidora de Zaratrusta), que reunía las prácticas mágicas, astrológicas o adivinatorias del mundo persa.

¿ Y que significa el Oro, Incienso y Mirra?. Estos elementos nos conducen hasta la llamada "Ruta del Incienso", que se extendía desde el Océano Índico, subiendo por la península Arábiga, trayendo hasta el mediterráneo productos del Asia Central. La única ruta capaz de traer hasta el portal de Belén esas mercancías. Siguiendo el relato apócrifo, (libro que se atribuye a un autor sagrado, pero no está incluido en el canon de la Biblia), del Protoevangelio de Santiago o el llamado Evangelio armenio de la infancia (un texto datado en el siglo V o VI), y otros escritos, se fecha el nacimiento de Cristo un 6 de enero y la visita de los Reyes 3 días después. En esos textos se nombra a 3 Reyes, Melkon, rey de los persas, Gaspar, rey de los Indios y Baltasar, rey de los árabes. Lógico es pensar que las mercancías o presentes que le entregaron al Salvador procedían no solo de la ruta propia de distribución de esos productos, sino de su lugar de procedencia como reino.

El oro representaba el signo de la divina majestad y de la realeza. El incienso simbolizaba el sacrificio y la mirra era una representación funeraria, que ponía de manifiesto la fragilidad humana.
Además, San Jerónimo, pieza clave en la traducción del texto que nos trae la llegada de los reyes magos, habla de "praesepe" o "praesepium", que podríamos traducir como pesebre, lugar que, según los Evangelistas,  fue posado Jesús al nacer. 

Es esta la única y misma indicación que dieron los cuatro Evangelistas, localizado en una gruta de Belén, que San Jerónimo visitó en el siglo IV, momento en el que dejaba de estar en manos de los paganos que celebraban allí la fiesta o culto de Atis. Curiosamente entre estos ritos se incluía la presencia de un buey y un asno.
Aunque hablaban diferentes idiomas, fueron conducidos en dromedarios, por la estrella, que se detuvo tras 13 días de camino, frente al portal, el lugar del nacimiento del rey de los judíos. La Estrella les había guiado hasta allí recorriendo un camino sinuoso, extraño... Al completar su objetivo, la Estrella ha desaparece. Otra leyenda dice que tardaron 13 años en regresar a sus reinos, siendo desconocida la causa. La Estrella volvió a aparecerse, pero como presagio del fin de los días de los reyes sobre la Tierra. Melchor murió a los 116 años de edad, Gaspar a los 112, cinco días después que el anterior; y Baltasar a los 109, seis después que Gaspar. Fueron enterrados juntos y mientras la estrella brillaba sobre el cielo, sus cuerpos permanecieron incorruptos.
El 1 de junio del año 1164, Federico Barbarroja ordenó llevar, desde la iglesia de San Eustorgio de Milán hasta Colonia, las reliquias de los Reyes Magos, es decir, sus cuerpos. Fueron depositados en la Iglesia de San Pedro. Se hallaban en Italia desde el siglo IV, cuando el noble griego Eustorgio había llegado a Milán enviado por Constantino, habiendo sido proclamado obispo y recibiendo como regalo, al parecer por sus bondadosas obras, las reliquias de los Magos de Oriente.
La primera vez que surge el nombre con que hoy conocemos a los Reyes Magos, es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia). El friso de la imagen está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI que representan la procesión de las Vírgenes. 
Esta procesión está conducida por 3 personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer tres nombres, de derecha a izquierda: Melchor, Gaspar, Baltasar...

La festividad
Con el tiempo, en países de tradición católica, se hizo costumbre celebrar el día de la Epifanía, (el 6 de enero), la festividad de los Reyes Magos, uniéndose así a la manifestación de Jesús al mundo no judío. Poco a poco, se fue olvidando el significado verdadero de la palabra epifanía y la convirtió en un sinónimo de adoración de los Magos.
El día 6 de enero es festivo en España, México, Puerto Rico, Uruguay en partes de Alemania, Austria, Croacia, Eslovaquia, Finlandia, Italia, Liechtenstein, Suecia, y en partes de Suiza.

                                                            Supuestos restos de los Reyes Magos




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