La primera persona que tuvo el Libro en sus manos fue Madame Blavatsky, cuyo suceso la inspiró a escribir obras relacionadas con aquél Libro, como La Doctrina Secreta, su principal obra dividida en varios tomos ahora ocultos en bibliotecas de monasterios. Pero de cree que Blavatsky no tuvo en sus manos la versión original de Las Estancias Del Dzyan, sino una réplica hecha para esconder la verdadera en manos de una entidad desconocida hasta hoy.
Las Estancias Del Dzyan, como libro en sí mismo, no posee texto alguno, sino que es un libro místico lleno de objetos simbólicos cuyo significado sólo pueden apreciar personas con poderes psíquicos extremadamente altos, designados como elegidos para apreciar la obra. Hasta el día de hoy, Madame Blavatsky fue la única que pudo describir el significado de esos símbolos (a pesar de que haya portado sólo la réplica), lo que lo designa como ilegible.
La Estancias Del Dzyan está compuesto por páginas en blanco con figuras geométricas en el centro de la hoja: la de la primera página es una elipse blanca, la de la segunda, una elipse blanca con otra más pequeña y negra en su centro, y así sucesivamente con diferentes formas. Obviamente su significado es relativo dependiendo de quien observe los mismos, es decir, de la impresión o de la visión que puede sufrir al apreciar las figuras.
La Estancias Del Dzyan es el único libro del mundo del cual hay relativamente muy poca o casi nada de información en internet y los medios en general. Se promociona y vende en internet un libro llamado Las Estancias Del Dzyan, sin embargo se titula en realidad así a la obra escrita por H.P. Blavatsky, relacionada con el mismo libro.
Pero...¿quién era Madame Blavatsky?
Blavatsky nació el 30 de julio de 1831. Era una niña precoz que solía llamar la atención de cuantos la rodeaban. Se rebelaba contra toda rutina exigida. Era exclusiva, original, agotaba la paciencia de aquellos que fueron sus maestros de escuela; pero asombraba su enorme capacidad para aprender lenguas extranjeras, así como su facilidad para asimilar los conocimientos.
Un enorme bagaje de conocimientos mágicos, sumados a su contacto con maestros ocultos, la perfilaron como una maestra en artes oscuras.
Las circunstancias que rodeaban a su persona, eran extrañas. Incendios voraces cuyas llamas no quemaban; aparición de dibujos y escrituras en papeles en blanco; materialización de objetos perdidos; campanas que sonaban sin que nadie las tocase, etc.
Madame Blavatsky logró el acceso al libro Las estancias de Dzyan de una forma misteriosa.
El Libro de Dzyan (así lo llamó nuestra protagonista) se encontraba, y se encuentra aún en nuestros días, en la Gran Biblioteca Universal cuya “sede central” está situada en una enorme estancia de algo más de 250 m de profundidad bajo el cordón de la vertiente del Himalaya, y es propiedad del Rey del Mundo. Nadie, absolutamente ningún ser humano tiene acceso al Gran Libro de los Misterios Develados. No obstante, Helena Blavatsky tuvo acceso a él por “imposición” de su maestro.
Una tarde, encontrándose Madame Blavatsky en El Cairo, ve materializarse, ante sus acostumbrados ojos a este tipo de fenómenos, un libro que no poseía tapas sino que eran tablillas labradas de símbolos. Como comprendía todo tipo de simbología, comenzó a anotar las enseñanzas que le brindaban esas tablillas y así tuvo acceso al conocimiento más extraordinario que puede tener el ser humano.
Gracias a las notas que tomaba el coronel Olcott, un gran amigo y colaborador de Helena Blavatsky, se conocen algunos pasajes de éste misterioso escrito. En algunas partes del Libro de Dzyan se menciona que en la Tierra hubo seres vivientes hace 18 millones de años, y que estos seres, sin huesos, como si fueran de “goma”, vegetaban sin entendimiento ni inteligencia. Debieron de haberse creado a sí mismos por división. De este modo, ya a través de una larga evolución, debió de haber aparecido, hace 4 millones de años, una especie pacífica de seres que vivió un periodo de suave deleite, en un mundo de sueños felices.
Durante los 3 millones de años siguientes se desarrolló una raza de gigantes, de seres muy distintos. Los gigantes eran hermafroditas, según se dice en el Dzyan, y se fecundaban a sí mismos. Sólo hace 700.000 años, empezarían a hacer lo mismo que los animales; pero el resultado de aquellas nuevas fecundaciones serían horribles monstruos. Éstos no se habían podido librar de la forma de creación de las bestias, llegaron a depender de los animales y se embrutecieron cada vez más, como éstos.
También en el libro se menciona que en el año 9564 aC. se hundieron grandes franjas de tierra ante las actuales costas de Cuba y Florida. Posiblemente una de éstas tierras sea la legendaria Atlántida.