En el siglo XIX, el mito de las sirenas se puso de moda de nuevo. Cientos de marineros afirmaban haber visto a estos seres, confundiéndolos posiblemente con dugongos y manatíes.
Fue en esta época cuando comenzó a comercializar con sirenas, adquiridas por marineros para conjurar la mala suerte o por proveedores de curiosidades para circos. Con colas de pescado, huesos de monos y alambres se hacían figuras que parecían tan reales que hacían que la sociedad de aquel momento creyese en su existencia. Su precio era muy elevado, haciendo que muchos hombres se arruinasen al comprarlas.
Por ejemplo, en 1830 se exhibió una sirena en el Egyptian Hall de Londres, que fue comprada por 40.000 dólares. Al descubrir que realmente no se trataba de una auténtica sirena, sus compradores iniciaron un pleito legal.
Una de las más famosas fue la Sirena de Fiji, capturada por el doctor Griffin (cuyo verdadero nombre era Levi Lyman) en estas islas en 1842. Con ayuda de un cómplice llamado Barnum, intentó llamar la atención de la prensa mediante las cartas intercambiadas entre ambos hablando sobre el hallazgo y los grabados vendidos a los periódicos, que causaron tal furor, que cuando la sirena fue mostrada, cientos de personas hacían cola para contemplarla.
Los grabados mostraban la figura de una hermosa mujer con cola de pez, pero al descubrirla, la imagen era muy diferente: tenía una expresión de dolor horripilante. Fue tal la decepción, que Barnum usó la sirena para mostrarla en el Circo de los Monstruos.
Tiempo después, cuando se dieron cuenta de que en realidad la sirena estaba hecha con una cola de salmón y un cuerpo y una cabeza de mono, Griffin y su cómplice ya habían huido con todas las ganancias obtenidas.
La sirena de Fiji original ardió en el incendio que sufrió el museo de Barnum en el año 1860. Actualmente se conserva una copia, que está en posesión de la Universidad de Harvard y se encuentra expuesta en el Museo de Arqueología y Etnología Peabody.
En pleno siglo XXI, las sirenas han cobrado importancia de nuevo a raíz de un vídeo colgado en Youtube en el que se aseguraba que aparecían dos sirenas. Todas las miradas se centraron en la llamada Sirena de Buxton, que está siendo estudiada en la Universidad de Lincoln para tratar de recubrir sus orígenes. Se cree que proviene del Lejano Oriente, y que fue hecha por un taxidermista en el siglo XIX.
El cabello de la sirena es humano, y se está investigando el ADN de la cola para determinar a qué pez pertenece. La estructura del cuerpo está hecha con madera y alambres, los dientes son huesos tallados y los ojos son conchas de molusco.
Su investigación sugiere que, hasta 1982, la sirena de Buxton estaba acompañada por un tritón en el Wellcome Institute for the History of Medicine, en Londres. El tritón está ahora en el Museo Horniman, también en Londres.
La sirena y el tritón se reunieron en el Buxton Museum and Art Gallery para una exposición del 19 de marzo al 13 de mayo de 2012.