jueves, 14 de junio de 2012

Paititi, la morada del último Inca

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Paititi o Paitití o Gran Paitití es una ciudad legendaria de la cual se dice está actualmente perdida al este de los Andes, escondida en alguna parte de la selva tropical del sureste del Perú, norte de Bolivia y suroeste de Brasil. Es una "continuación" de El Dorado ya que esta ciudad también era rica en oro.




En el Perú la leyenda gira en torno al héroe cultural Inkarri, quien después de fundar Q'ero y Cusco se retiró hacia la selva de Pantiacolla, a vivir sus últimos días en la ciudad de su refugio, Paitití.

Otras versiones de la leyenda habla de Paititi como un refugio de los Incas en la zona fronteriza entre Bolivia y Brasil.

En 2001, el arqueólogo italiano Mario Polia descubrió en los archivos de los jesuitas en Roma un informe del misionario Andrea López, del 1600, donde habla de una ciudad grande, rica en oro, plata y joyas, ubicada en medio de la selva tropical, cerca de una catarata llamada Paititi por los nativos. López informó al Papa de su descubrimiento, pero algunas teorías conspiracionistas cuentan que el lugar exacto de Paititi ha sido mantenido en secreto por el Vaticano.

Es posible que el reino de Paititi haya sido un conjunto de ciudades conectadas a una red de túneles andinos, que habrían servido como último refugio a los supervivientes del imperio inca, cuyo origen se remontaría a la noche de los tiempos. 

En Paititi, según el relato de los ancianos de los Andes, vive el Inca Rey soberano, quien hasta hoy reina en silencio, preparándose para restaurar el interrumpido orden del universo.

La ciudad se supone que está en la cuna de un río que caía hacia un abismo, dando lugar a una exótica cascada. La montaña que protegía todo esto, estaba ramificada y llena de profundas cavernas con múltiples ramificaciones. Este laberinto era como un santuario.

La ciudad construida se llamó Paiquinquin Qosqo, que significa la ciudad gemela al Cuzco. Según el misionero Francisco de Cale (1686) al Paititi se llega tras 5 días de marcha desde el Cuzco. La gran serpiente Amaru-mayo, antiguo nombre del río Madre de Dios, se interna en una región temida por los quechuas. Este aspid imaginario de proporciones colosales era un dios, cuyo cauce se alimenta de una decena de ríos.

Culturalmente esta región es uno de los lugares míticos de América que incitaron la codicia de los conquistadores. La primera expedición española, fue liderada por Francisco de Aquinono dando ningún fruto.

En 1588 hubo otro intento a cargo de Juan Álvarez de Maldonado teniendo un triste final, pero poco después se descubre en la selva cuzqueña, parte de la ciudad incaica de Vilcabamba “La Grande”.

Durante el siglo XIX, el Gran Paititi se relaciona fuertemente con El Dorado, atrayendo nuevas expediciones a este lugar.

Es curioso que el explorador Hiran Bingham realizó una expedición buscando este lugar, financiado todo por la revista National Geographic, encontró el Machu Picchu.

Quizá lo que más ha contribuído al conocimiento de la presunta existencia de Paititi son los petroglifos de Pusharo, unos extraños grabados descubiertos en 1921 por el misionero Vicente de Cenitagoya, hallados en una gigantesca roca que se acomoda a orillas del río Sinkibenia. Ya en 1970, el sacerdote y antropólogo A. Torrealba fotografió y estudió los grabados, y muchos investigadores coinciden en que los petroglifos no fueron hechos por los incas. Entonces ¿quién los hizo?

Pusharo no es la única evidencia de una obra humana en las enmarañadas selvas de Madre de Dios, también se han encontrado numerosas ruinas y hasta caminos parcialmente pavimentados

Se supone que la equivalencia de la nobleza de los cusqueños, podrían haber fundado otra Cuzco, asustados por las invasiones española, con el fin de salvaguardar sus tesoros. Se mantendrían recluídos en ella hasta que se restableciese el orden cósmico.

Se confundió con el Dorado pensando que habría grandes tesoros, pero otros creen que el tesoro que se oculta en ella, sería más bien místico: la historia del pueblo que unió la tierra con el cielo, sintetizando todo el saber de las culturas que les predecieron.

Según las crónicas españolas de las expediciones y las investigaciones realizadas,  Paititi se construyó nada más derrumbarse el Imperio Inca

Uno de los cronistas, Maúrtua, relata que una vez dominado el Cuzco, uno de sus habitantes fue interrogado:

-¿Dónde está el Inca? - le habría preguntado un español
-El Inca, la corona y muchas otras cosas más están en la unión del río Paititi y el río Pamara (desaparecidos en el tiempo) a tres días del río Manu.

Estas frases crípticas forman parte de la leyenda. Hasta hoy, más de diez expediciones han fracasado en su intento de alcanzar este mítico reino. Los aviones y helicópteros que se acercan a la zona sufren con extrañas averías o repentinos cambios de tiempo. Las fotografías satelitales encuentran el lugar con espesas nubes. La zona posee una especial anomalía.

De todos modos, hoy día se sigue buscando, pues este lugar seguramente sea una gran fuente de conocimiento y posiblemente de riquezas...¿será este lugar aquel lugar codiciado por los conquistadores conocido como El Dorado?
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