Conocido internacionalmente, el Rey Arturo ha sido relacionado con una serie de episodios místicos, mágicos y fantásticos, junto a sus Caballeros de la Mesa Redonda y la búsqueda del Santo Grial.
A Arturo se le encomendó la misión titánica de reunificar Gran Bretaña, devolver la paz y deshacerse de sus acérrimos enemigos, los bárbaros llegados del norte, sajones, escoceses, irlandeses...
Cuenta la leyenda que Uther, Rey de lo que se conoce ahora como Gran Bretaña, decidió un día firmar la paz con uno de sus más fieros enemigos: el duque de Cornualles. Para ello invitó al duque y a su señora esposa a su castillo. Cuando Uther conoció a la duquesa Igraine quedó totalmente enamorado de ella.
La propia duquesa pidió a su marido rechazar el ofrecimiento y volver. A pesar de la vuelta a las hostilidades, el amor de Uther por la duquesa era tan grande que enfermó y buscó la ayuda de Merlin, el mago de la corte.
Éste le dijo que lo único que tenía era el típico "Mal de Amores" y que podía ayudarlo con una condición: el hijo que tuviera con Igraine se lo entregaría a él, para educarlo y prepararlo para cumplir su destino, que no era otro que ser el más grande Monarca de Inglaterra.
El Mago Merlín lanzó un hechizo que hizo que Uther Pendragon dejase embarazada a Igraine, mujer del Duque Gorlois de Cornualles, dando la vida a Arturo en Cornualles. Poco después el Duque fallece y Uther e Igraine contraen matrimonio.
Cuando Arturo era muy joven, y pese a estar bajo la tutela de Sir Hector, Uther, murió, y el reinó entró entonces en una etapa de anarquía incontrolable. Un día, Merlin reunido con el arzobispo de Canterbury le dijo a los nobles de la corte que sería Cristo a través de un milagro quien señalaría el sucesor legítimo de Uther. El milagro no se hizo esperar, y en el cementerio próximo a la iglesia apareció un espada encajada en una piedra. En la hoja de la espada estaba inscrito: "quien pueda desencajarme de esta piedra será Rey de toda Bretaña por derecho de nacimiento". Ante este milagro todos los nobles intentaron sacar la espada, sin ningún resultado.
A los 16 años, Arturo va con su padrastro hasta Londres, donde caballeros llegados desde toda Inglaterra intentan sacar la espada. La leyenda cuenta que quien la liberase se coronaría Rey de Inglaterra y el encargado de unificar todos los reinos de la isla. Sin éxito, todos los caballeros intentaron extraer la espada, pero fue Arturo, quien logra extraerla.
Sin el apoyo de la gente, es proclamado rey, pero poco a poco todos lo aceptan y Arturo jura impartir justicia a todos los hombres de Inglaterra sin tener en cuenta su posición social.
En ese tiempo, Arturo mantuvo relaciones con una bella joven que no era otra que Morgana, (hija de Gorlois e Igraine), su hermana. Morgana, se vio obligada a huir y tener a su hijo en secreto y lo llamó Mordred.
Los primeros años de reinado, los pasó pacificando al país, y creando un mejor nivel de vida. Pronto fue respetado por sus súbditos y temido por sus enemigos. Cuando ya tenía edad para casarse le comentó a Merlin que en una visita que había hecho al reino de Camelot, había visto a la hija del rey y se había quedado prendado de ella. Acto seguido le pidió al mago que reuniera una comisión de representantes del reino británico para ir a visitar al Rey para pedir la mano de Ginebra, su hija. Este quedó encantado con la propuesta y además de conceder la mano de la princesa le mandó como regalo una gran mesa redonda que le había regalado Uther. En esta mesa cabían hasta 150 caballeros sentados.
La mesa se colocó en un gran salón del palacio y Arturo decidió que en ella se sentarían sus mejores hombres y que para poder sentarse en ella tendrían que hacer un juramento especial de fidelidad al reino de Camelot, a la iglesia y a las más nobles costumbres. Ningún caballero que fuera miembro de esta Orden podría hacer actos ilegales, deshonestos y mucho menos criminales.
En la primera reunión un gran relámpago seguido por un fuerte trueno los sorprendió a todos. Merlin, que estaba en el salón de la mesa redonda, y dijo: "Caballeros es el momento para que cada uno le rinda homenaje al rey". Uno a uno fue pasando al frente de Arturo haciéndole una reverencia como acto de sumisión, fidelidad y respeto. A medida que iban pasando, el nombre de cada caballero aparecía grabado en oro en una de las sillas.
Una vez sentado en sus respectivos puestos, se dieron cuenta que sobraban tres. Pronto Merlin les explicó:
"Dos de estos tres puestos serán para los dos mejores caballeros de cada año, y la otra silla será sólo para el hombre más digno del mundo. Si alguien no reúne méritos para sentarse en esta silla y osa sentarse, morirá en el acto".
Años después se presentó en palacio un anciano muy sabio: este reparó en la butaca vacía y dijo: "El espíritu de Merlín me visitó y me dijo que en ese asiento se habrá de sentar el caballero más digno y más puro del reino, aquel que conseguirá traer el Santo Grial. Este caballero aún no ha nacido". Todos quedaron muy sorprendidos, sobre todo por el fallecimiento de Merlín.
El Santo Grial era el cáliz donde José de Arimatea había depositado la sangre de Jesucristo. Se suponía que tenía propiedades mágicas y que el ser que lograra verlo podía ser testigo de una experiencia trascendental, espiritualmente hablando. Un día, tras más de 2 décadas de existencia de la orden, se presentó en palacio Elaine, hija del Caballero Pelle, con el hijo que le había dado a Lancelot.
La presencia del niño en el salón, hizo que la silla prohibida fuese objeto de un milagro: en el respaldo apareció grabado en letras de oro "Este asiento ha de ser Ocupado". Sir Lancelot vio este mensaje y supo que Galahad, era el dueño de la misma. Tiempo después, Galahad le pidió a su padre el permiso para formar parte de la Orden, y Lancelot se lo concedió. Cuando Sir Galahad cumplió los 15 años entró en el salón de la gran mesa acompañado de un anciano. El anciano le apuntó el asiento prohibido y todos los caballeros observaron como se formó magicamente el nombre de Galahad en el respaldo de la silla. Sir Galahad tomó asiento y todos quedaron maravillados. Ese mismo día, más temprano, había aparecido en un lago una piedra con una espada clavada en ella. El rey Arturo instó a Lancelot y a Gawain para que intentaran sacar la espada, pero fue Sir Galahad quien la pudo sacar sin la menor dificultad. Esta espada había pertenecido a un gran caballero llamado Balin.
Un día, en una reunión ordinaria de la Orden, mientras discutían cosas cotidianas un fuerte trueno retumbó en salón y seguidamente un gran rayo atravesó el centro de la mesa. Todos se quedaron estupefactos al ver en frente de ellos bajar a través del rayo el Santo Grial. Éste iba cubierto de una fina tela de oro.
Tras esa milagrosa aparición, Sir Gawain se levantó y dijo: "Nos ha sido negada la visión del Santo Grial y yo anuncio que mañana saldré en su búsqueda y no regresaré a Camelot hasta que lo haya visto".
Este entusiasmo contagió a todos, y uno a uno se fueron levantando y haciendo el mismo juramento.
El rey Arturo estaba estupefacto, y con lágrimas en los ojos le dijo a su querido sobrino que con su decisión había empujado a la Orden a su disolución. Todos los caballeros se dispersarían por el mundo, y muy pocos regresarían vivos.
El gobierno del rey Arturo entró pronto en decadencia. La Orden no era tan gloriosa como antes, y las disputas dentro de la corte comenzaban a desestabilizar la paz del reino. Una de estas intrigas ocasionó un hecho triste y que luego desencadenaría la guerra civil.
Sir Mordred, (hijo de Arturo) tramó una trampa a Sir Lancelot y la reina. Mandó aprisionar a Lancelot y a la reina, con la intención demostrarle al rey las relaciones adúlteras de la reina con su más querido caballero. Tras una serie de acontecimientos, la reina fue condenada a morir en la hoguera, por pecadora. Los miembros de la orden se posicionaron: algunos defendieron a Lancelot, otros seguían al lado de Arturo. El rey estaba confundido, no podía frenar la cruenta lucha. No quería creer lo de la traición de Ginebra.
El desenlace de los acontecimientos, hizo que Lancelot y Ginebra escapasen hasta Francia, y Arturo y Gawain les persiguiesen, ocasión que aprovechó Mordred para autoproclamarse Rey. Tras una curenta batalla donde más de 100.000 soldados perdieron la vida, Arturo y Mordred se enfrentaron.
Se lanzó con Excalibur para matar a Mordred: este murió en el acto, pero Arturo cayó encima de la espada de su adversario y quedó a su vez muy mal herido.
Fue Morgana quien llevó a Arturo hasta Ávalon para su sanación.
La ubicación donde pasó sus últimos días Arturo es un misterio: Cornualles, la Bretaña francesa, donde actualmente existe la supuesta Isla de Avalon, (Íle de Aval, en el municipio de Pleumeur-Bodou); también se ha apuntado a una antigua fortaleza de Adriano en Cumbria: Aballaka o Camboglanna, también pudieron ser lugares donde pudo haber estado.
Si hay que señalar que los pueblos celtas llevaron sus leyendas y las instauraron en sus lugares de emigración. Otras teorías sobre el final de Arturo, es que este no murió, sino que tan sólo se quedó en Avalon.
El reino de Arturo había llegado a su fin. La anarquía reinaría un buen tiempo. La corte del rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda se convertirían en leyenda y nunca más volverían a coincidir hombres tan dignos con ideales tan puros en un mismo lugar y en una misma época.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)